Desde el lugar donde habitan las letras (2) La novela del buscador de libros por Isabel Pérez Sánchez 19 mayo 2020
LA NOVELA DEL BUSCADOR DE
LIBROS de Juan Bonilla por Isabel Pérez Sánchez
Desde un lugar donde habitan
las letras (2)
Comenzar a leer la historia
de un buscador de libros en los días de confinamiento, en una situación en la
que bibliotecas, librerías, celebraciones en relación a los libros y a las
actividades culturales… se encuentran cerradas o en un periodo de espera, fue
chocante. Pero a medida que lo iba leyendo, me abría puertas y me fue llevando
por muchos lugares y ha sido maravilloso ese paseo que Juan Bonilla nos va
relatando. Nos cuenta las pequeñas cosas, sus avatares, alegrías por encontrar
un determinado libro y por conocer a las personas que los escriben, sus viajes
y recorridos buscando libros por gran parte del mundo, anécdotas, dedicatorias,
su juventud vivida con arrolladora ilusión por leer, por aprender, por
compartir lecturas, por hacerse con el néctar de la vida, que para Bonilla es
la lectura, la escritura y esa búsqueda insaciable de libros, cuántos más mejor...
En su búsqueda trata de
muchos libros: los conseguidos y los que todavía no, que él los llama: su
biblioteca visible y la invisible, de la que he ido apuntando numerosas
referencias. Pero en este libro, autobiográfico y de ensayo, hay bastantes
cuestiones que comentar. De principio, quiero decir algo que el mismo Bonilla confiesa:
que le gustan más los libros sobre poetas y novelistas que las propias
producciones de los autores. Leyéndolo me ha pasado esto a mí, es decir, aunque
he aprendido mucho de sus reflexiones y del recorrido que nos muestra por la
Literatura (títulos, autores, contenidos, libreros, librerías, lugares
emblemáticos, etc.), por encima de todo, me quedo con lo que cuenta de él mismo,
de su vida. Cuando nos descubre sus ilusiones y desengaños, cuando nos
transmite en cada anécdota sus deseos… y veo a la persona. Sus inquietudes de
buscador de libros, que me ha dejado un camino abierto de expectativas, porque
el motivo primordial de la búsqueda es la búsqueda misma.
Juan Bonilla reflexiona
sobre tantos aspectos de los libros, la lectura y la literatura, que es un
libro para tener en casa, como dice mi compañero y amigo Joaquín, y poder
releerlo en cualquier momento. Por ello, es difícil poder comentar todas sus
aportaciones, por lo que voy a destacar dos:
Una, en relación a la
lectura en concreto de El Quijote, que por mi parte es de justicia decir, que
mi auténtico descubridor de este libro fue el escritor José María García, en un
magnífico taller que dio en nuestra biblioteca, porque desmenuzaba cada
capítulo y me hizo darme cuenta de muchos aspectos y detalles. Bonilla trata sobre
esta universal novela y nos dice que la lectura de los libros de caballería
condujeron al hidalgo a los caminos, creyéndose un personaje literario y los
caminos lo engrandecieron e hicieron de él un personaje emocionante, cargado de
sabiduría y de humanidad. Por lo tanto, la misión de los libros en El Quijote, según
Juan Bonilla, fue la de impulsar al protagonista a zambullirse en la vida. Por ello,
destaca que la importancia de la lectura, es la que te saca del libro y te
lleva a hacer algo en tu propia vida, a desarrollarla, a decidirla… como si la
lectura diese instrucciones para pedir a la persona que está leyendo que elija
(elegir es la madre del verbo leer, porque el lector es siempre un elector) y
tiene que decidir y determinar “salir a los caminos”. La lectura como “impulsadora”
es la verdadera literatura para Bonilla, la que no se conforma con ser
meramente literatura, sino la que te toca una parte tan esencial de ti, que te
hace pensar y buscar, para tener tu propia vida. La lectura transformadora con
la que sales engrandecid@.
Con ello, entro en la
segunda cuestión que quiero resaltar de lo que nos escribe Juan Bonilla: la
importancia de la literatura que consigue que entre sus páginas puedas
encontrar algo de vida suficiente para agrandarnos la memoria, para añadirnos
recuerdos de otros a los nuestros… la que nos hace que cuando estamos leyendo, dejemos
que el libro nos lea a nosotros y nos saque reflexiones, experiencias,
respuestas a pensamientos iniciados, cuando nos convierte en otros… esa es la
literatura que nos está agrandando. La que no nos sustituye el mundo que nos ha
tocado vivir, sino que lo utiliza como trampolín y vehículo para darnos más
vida. Una literatura que ayuda, que reconforta y que nos formula posibilidades.
Como dice Bonilla “Es un refugio, sí, pero un refugio en el que lo que importe
es vivir”.
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